¿Qué aspectos deberías considerar cuando vas a solicitar ayuda profesional?

Probablemente no te haya resultado fácil tomar la decisión de pedir ayuda profesional, o tal vez no lo has hecho todavía. Hay muchas preguntas que quizás se te pasan por la cabeza, y es natural e importante que así sea. Lo cierto es que decidir “en manos de quién ponerse” puede ser un asunto de gran complejidad, a la que se suman los prejuicios, los miedos, las construcciones sociales sobre lo que implica “ser ayudado”…

Aquí desarrollo algunas ideas entorno a preguntas comunes por si te pueden servir en tu proceso de reflexión. En cualquier caso no dudes en contactarme si tienes alguna pregunta o si quieres comentarme tu situación. 

¿Es un problema tan grave como para pedir ayuda profesional?

¿Es algo que podría resolver por mí mismo/a?

Psicólogo/a, psiquiatra, psicoterapeuta, psicoanalista, coach… ¿qué diferencias hay?

¿Cómo sabré en qué profesional puedo confiar?

¿Qué pasa si empiezo pero no me siento a gusto?

¿Cuánto durará?

¿Cuánto me costará?

¿Tienes otras preguntas?

¿Es un problema tan grave como para pedir ayuda profesional?

A veces pensamos que con el tiempo mejorarán las cosas y, efectivamente, a veces el tiempo acaba mejorándolas. Otras veces las situaciones que nos generan malestar empeoran o se enquistan. Es difícil de antemano saber qué pasará, también es probable que si te planteas consultar en este momento es porque hasta ahora las cosas no han mejorado por sí mismas o no has encontrado la manera de cambiarlas. 

En nuestra época, y concretamente en España, es poco frecuente que las personas pidan ayuda cuando aún sienten que pueden resolver su malestar por sí mismas. Pero cada vez hay más personas que no quieren esperar o sufrir tanto, que han asumido que “el psicólogo no es sólo para los locos” (podemos preguntarnos ¿qué quiere decir “estar loco” exactamente?), y que a veces, aunque no nos encontremos mal del todo, deseamos revisar algunas cosas que nos producen sufrimiento, o intuimos que podríamos estar mejor de lo que estamos. Los profesionales atendemos situaciones graves, pero también aquellas que no lo son tanto.

En cualquier caso, lo real es que cada vez es más común pedir ayuda profesional, sea por una consulta puntual o por un proceso de mayor recorrido, y no es necesario “tocar fondo” para dar ese paso. 

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¿Es algo que podría resolver por mí mismo/a?

Esta es una pregunta que también te habrás hecho a menudo. Es más, seguramente lo has intentado y quizás, al menos en parte, lo has conseguido. Todas las personas disponemos de recursos propios que nos han ayudado a atravesar los avatares de la vida. A veces con más destreza, otras veces con menos, seguro que tú posees recursos para encarar muchas dificultades y que te han servido bastante, por lo menos, hasta el día de hoy.

Por otra parte, hay veces que la visión que tenemos sobre el problema tiene “puntos ciegos” o limitaciones derivadas de nuestra historia previa; es difícil poder avanzar en algunas situaciones cuando no hay un otro que me permita ampliar esa mirada o descubrir esos puntos ciegos. En ocasiones, en nuestro entorno cercano hay personas que tienen una habilidad especial para la escucha y que nos pueden ayudar mucho en este sentido. Otras veces, estas personas están tan involucradas en su relación conmigo o en sus propios problemas que no pueden tomar la distancia necesaria para ayudarme en ciertos temas. La ayuda profesional puede proporcionar esa distancia necesaria para ampliar tu mirada

También debes saber que hay muchas maneras de trabajar en psicoterapia; hay profesionales que dan soluciones específicas a problemas concretos, hay otros que te acompañan a pensar más detenidamente qué te sucede para que descubrir por ti mismo/a otras formas de abordar lo que te preocupa. Tanto si te encuentras en un momento difícil como si te lo planteas simplemente para mejorar tu vida, los profesionales solemos preocuparnos por que tú seas protagonista de tu proceso y por que, tarde o temprano, puedas seguir tu camino por ti mismo/a.  

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Psicólogo/a, psiquiatra, psicoterapeuta, psicoanalista, coach… ¿qué diferencias hay?

Ciertamente son conceptos que suenan bastante parecidos, pero es importante diferenciarlos cuando decidimos pedir ayuda profesional. 

Un psicólogo es una persona que ha estudiado la carrera de Psicología. Se trata de una formación con muchas salidas profesionales diferentes. A menudo pensamos en el psicólogo como equivalente al psicoterapeuta o psicólogo clínico, pero no es necesariamente así. Hay psicólogos especializados en muchas otras áreas profesionales: recursos humanos y ámbito empresarial, investigación, psicólogos de emergencia, psicólogos sociales, psicólogos en el ámbito escolar (a veces son psicopedagogos), psicólogos periciales y/o forenses, etc. Un psicólogo no necesariamente es alguien que se haya especializado en la ayuda; la formación en psicoterapia es una especialización posterior a la carrera. El COPC es el Col·legi Oficial de Psicòlegs de Catalunya, y es importante conocerlo porque regula el ejercicio de la psicología en nuestra región, abarcando todas las áreas de especialización. Es importante contactar con un psicólogo colegiado porque es garantía del ejercicio correcto de la profesión. 

Un psicoterapeuta es un profesional de la salud (casi siempre psicólogo o médico) que se ha especializado en el abordaje del malestar en las personas y en el proceso de cambio personal. Puede abordar los trastornos psicopatológicos aunque el diagnóstico de tales se reserva al psicólogo clínico o general sanitario. Existen muchas modalidades de psicoterapia (individual, pareja, familiar…) y orientaciones distintas (psicodinámica o psicoanalítica, sistémica, gestáltica, cognitivo-conductual…). Cuando elijas un psicoterapeuta, debes saber que encontrarás maneras muy distintas de trabajar según su orientación teórica. En cualquier caso, la FEAP es la Federación Española de Asociaciones de Psicoterapia, y su función es regular y validar la calidad y el rigor científico de las formaciones en psicoterapia. Es importante que, si decides contactar con un psicoterapeuta, esté formado en alguna institución enmarcada por la FEAP.  

Un psicoanalista es un psicoterapeuta de orientación psicodinámica, basada en la teoría fundada por Sigmund Freud. Sin embargo, no todos los psicoterapeutas son psicoanalistas; también hay psicoterapeutas gestálticos, sistémicos y/o cognitivo-conductuales. Cada orientación teórica plantea una forma distinta de trabajar con el paciente (de hecho, algunos lo llaman «cliente»). En ocasiones se dice que los psicoanalistas «no hablan» y/o «la terapia que hacen es larga» pero la realidad es que incluso entre los psicoanalistas hay muchas maneras distintas de trabajar. Por ejemplo, entre ellos los hay que aplican terapias focales breves.

Un psiquiatra es una persona que ha estudiado la carrera de Medicina, y que se ha especializado en las enfermedades mentales. Su formación en medicina le orienta hacia la base orgánica de las alteraciones en el funcionamiento mental. Un psiquiatra se diferencia de un psicólogo en que puede recetar tratamientos psicofarmacológicos cuando detecta desajustes graves en el funcionamiento mental. Un psiquiatra escuchará el malestar del paciente para poder identificar el desajuste o enfermedad subyaciente, pero si no tiene una formación específica en psicoterapia, no podrá acompañarte en un proceso de autoconocimiento o crecimiento personal. Su mirada, sobretodo cuando no es psicoterapeuta, se dirige más a lo orgánico que a lo subjetivo. Ciertamente, a veces es necesario complementar los procesos psicoterapéuticos con tratamiento psicofarmacológico para potenciar sus efectos. Otras veces los tratamientos farmacológicos tienen el riesgo de silenciar el malestar de las personas y dificultan así un cambio interno, perpetuando el funcionamiento que produce la sintomatología cuando la medicación es retirada. Por ese motivo, si quieres ir un poco más allá, siempre es aconsejable complementar o prevenir con psicoterapia los tratamientos psicofarmacológicos.

El coaching es una formación que no requiere de conocimientos sanitarios ni un título universitario. Coach significa “entrenador”, y normalmente trabaja con el objetivo de motivar a sus participantes y sacar lo mejor de ellos en el plano individual o profesional. Por lo general, se orientan más hacia las metas que hacia el autoconocimiento. Puede tomar en consideración las emociones que interfieren en el proceso del éxito, pero no conoce en profundidad el funcionamiento mental de las personas. Por este motivo, se supone que su ejercicio excluye aquellos casos donde hay sufrimiento o sintomatología. Cuando la salud está resentida, es aconsejable consultar con profesionales del área de la salud. A algunas personas les resulta difícil reconocer o escuchar su propio malestar; el surgimiento del coaching permite a esas personas esquivar una situación difícil y a veces dolorosa, la de descubrirse en un lugar vulnerable. En cualquier caso, si te decantas por un coach, asegúrate de que tiene la formación necesaria para ejercer esta función y que está adherido a la Asociación Española de Coaching

Sea cual sea tu caso, deberás valorar qué tipo de profesional necesitas. Espero que este apartado te haya ayudado a resolver algunas dudas comunes sobre cada uno de ellos.

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¿Cómo sabré en qué profesional puedo confiar?

La confianza es algo complejo que se construye en parte de antemano pero también en la propia relación. Hay elementos que nos ayudan a confiar en alguien que no conocemos todavía y que nos podrán guiar al principio: las formaciones regladas, los títulos o certificados, la colegiatura profesional, la recomendación de alguien… todos ellos son importantes. En general, si buscas un psicoterapeuta, fíjate en que esté colegiado y que su formación de postgrado esté regulada por la FEAP. Sin embargo, lo cierto es que hay cuestiones que difícilmente podremos anticipar sin conocer a la persona; sería lo que algunos llaman “química” o “feeling”. 

La mayoría de estudios científicos acerca de los efectos de la psicoterapia convergen en que entre el 30% y el 40% de la efectividad se explican por la alianza terapéutica, es decir, la buena relación que se establece entre el terapeuta y el paciente. En realidad, la buena alianza es el factor más importante para la cura, e incluso pesa más que el método o la orientación teórica del terapeuta. Por lo tanto, si algo queda claro es que es importante sentirse a gusto con la persona que elijas, sea cual sea su orientación.

Hay muchas formas de trabajar en psicoterapia, pero todos los psicólogos compartimos un código deontológico. Es importante que sepas que nuestra profesión se rige por unos principios éticos y que tienes derecho a recibir una atención psicológica que se enmarque en ellos. En este sentido, una relación terapéutica siempre debería ser una relación libre, segurizante, benevolente y sin juicios.

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¿Qué pasa si empiezo pero no me siento a gusto?

Si a pesar de todo, una vez empezado el proceso, hay cosas que te hacen dudar o por algún motivo no te sientes a gusto, es importante que lo plantees abiertamente. Al fin y al cabo, la relación terapéutica es una relación que, como todas, se construye entre las personas que la conforman.

Cada psicoterapeuta tiene un estilo personal muy diferente, y aunque no te sientas a gusto con la primera persona que contactas, no se traduce automáticamente en que no vayas a conectar con el siguiente profesional que encuentres. Incluso puede suceder que un/a psicoterapeuta te haya ayudado en unos temas, y más tarde otro/a psicoterapeuta pueda hacerlo con otros temas que te preocupan. En este sentido, guíate por tu intuición, trata de formarte un criterio propio, y siéntete libre de dialogar sobre aquellas cuestiones que te inquieten (la forma, la frecuencia, el precio, o cualquier otra cosa).

Si sientes que la persona que tienes enfrente no puede acoger tus planteamientos o mejorar tu confianza respecto a la relación, siempre estás a tiempo de cerrar el proceso y/o de probar con otro profesional para ver si te sientes más a gusto. Insisto porque me parece importante, la relación terapéutica es por naturaleza una relación libre.

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¿Cuánto durará?

Depende de cada profesional. Hay psicoterapeutas que, por su forma de trabajar más directiva, anuncian una cantidad de sesiones preestablecida o cerrada. Hay otros que no te darán dar una respuesta cerrada porque están abiertos a las particularidades de cada caso y al ritmo que necesita cada persona. En mi caso, programaremos 4 o 5 sesiones iniciales que nos servirán para definir el plan de trabajo.

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¿Cuánto me costará? 

Las sesiones tienen un precio preestablecido pero no cerrado, y podemos hablar de ello cuando sea necesario para ti. Si en algún momento esta cuestión u otras te inquietan, no dudes en planteármelo y buscaremos la manera de que el acuerdo económico o el marco de trabajo tengan sentido para ambas partes.

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¿Tienes otras preguntas?

Si quieres hacerme alguna pregunta o si quieres pedir una cita, no dudes en contactarme. Mi consulta está en C/Mallorca 567, 08026 Barcelona (Metro El Clot L1 y L2, Camp de l’Arpa L5), te atenderé en horas convenidas.

Mi teléfono es el +34 626 505 795. Si lo prefieres, puedes escribirme a lauraperezpujol@copc.cat o utilizar el formulario que encontrarás a continuación.


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